Según cuentan las Sagradas Escrituras, Noé fue un patriarca bíblico al que Dios le encomendó una de las misiones más fascinantes que de la tradición mosaica hemos recogido. ¿qué pasó con el Arca: la fantástica embarcación? que, según la tradición judeo-cristiana, es el origen de la “selección divina” de la que somos descendientes todas las especies animales terrestres del planeta.
La Misión de Noé:
Noé tuvo que construir una embarcación de 300 codos de largo, 50 codos de ancho y 30 codos de alto (135 metros de largo, 23 de ancho por 14 metros de alto). Esa embarcación debería servir para resguardar de unas fuertes lluvias que durarían 40 días y 40 noches a una pareja de cada una de las especies animales que habitaban en la Tierra.
El Arca:
Según dice Génesis 7, el arca sería de madera resinosa, dividida en compartimentos y recubierta de betún por dentro y por fuera.
La embarcación tendría tres pisos y un tragaluz en la parte superior. La puerta de acceso al arca estaría en uno de los costados.
Según las dimensiones que aparecen recogidas en el Génesis, una embarcación de ese aspecto habría tenido suficiente estabilidad para poder flotar. Este dato es relevante porque en otros mitos diluvianos la embarcación de referencia tendría difíciles condiciones de salir a flote.
Dónde encalló el arca:
El propio Génesis marca fehacientemente que el Arca no pudo encallar más que en las montañas de Ararat. El monte Ararat está situado en el actual estado de Turquía. Muchas expediciones se han llevado a la región e incluso han llegado rumores sobre posibles restos de la embarcación. De existir, darían un tremendo vuelco a gran parte del paradigma científico. De no encontrarse, los amantes de la teoría de la conspiración no se darían por satisfechos y siempre defenderán sus posturas acusando a los “poderes fácticos” de ocultarnos la verdad.
Desde el siglo III antes de la era común se tiene constancia de gente que iba a buscar pruebas del naufragio bíblico en el monte Ararat pero, obviamente, fue en el siglo XX cuando se facilitó el acceso a ciertos lugares vetados para el hombre, puesto que la probable situación del Arca, según todas las fuentes, es un glaciar a unos 4.300 metros de altura.
Restos “encontrados”:
La intensificación de la búsqueda del Arca en el siglo XIX fue patente. Quizá la más sonada fue la que llevó a cabo Parrot en 1829. Durante todo el siglo se hicieron varias expediciones que llegaron a coronar la cima del monte Ararat. Todas fueron infructuosas. Pero a partir de entonces se empiezan a suceder los “éxitos”.
Historia del “Chicago Tribune”
Hechos:
El “Chicago Tribune” publicó el 10 de agosto de 1883 la historia de una expedición turca al monte Ararat que descubrió una impresionante estructura de madera en un glaciar. Es la evidencia más antigua de la búsqueda del Arca con resultados positivos.
El caso Roskoviscky:
Hechos:
Roskoviscky era una aviador ruso de la Primera Guerra Mundial que, durante una de sus operaciones aéreas en Turquía, creyó haber visto los restos de lo que parecía ser una embarcación en la ladera del Monte Ararat. El Imperio Ruso pudo haber mandado como consecuencia de esta información dos expediciones para investigar. La leyenda cuenta que lo encontraron, pero la caída del Zar precipitó los hechos y quedaron en el olvido.
Restos que descubrió la CIA en 1949:
Hechos:
Uno de los más fascinantes relatos que pretenden probar la conservación de restos del Arca y, por lo tanto, que existió de verdad se consiguió en 1995. Supuestamente, un avión de las Fuerzas Armadas estadounidenses que patrullaba sobre el monte Ararat en 1949 descubrió algo extraño. La primera conclusión, en los inicios de la Guerra Fría, era una posible instalación militar soviética, así que no se escatimaron esfuerzos para indagar sobre lo que realmente había ahí. Según continúa el relato, la investigación que llevó a cabo la CIA descubrió en el lugar los restos del Arca.
Conspiración:
Se comenta que todos los documentos relativos a estas investigaciones han sido desclasificados y que una mano negra trata de evitar que salgan a la luz. Obviamente, si esto es cierto, sería la prueba definitiva de que desde finales de los años 40 la CIA conoce la existencia de la estructura y que ésta es realmente el Arca.
Los restos analizados por el doctor Brandenburger
Hechos:
En su trabajo habitual de reconocimiento de la zona, un avión turco fotografío el monte Ararat. Sorprendentemente, en uno de los montes de la región a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, se fotografió la silueta de algo que se asemejaba a una embarcación. El Doctor Brandenburger se hizo popular entre los investigadores de la Inteligencia estadounidense por haber analizado las fotografías aéreas que habían dado con las bases soviéticas en Cuba que provocaron la famosa crisis de los misiles.
El peso del doctor promovió una expedición y, en efecto, encontraron la estructura. Se cuenta que la madera, tras más de 4 milenios, se debería haber fosilizado. Así que la estructura que encontraron, efectivamente, estaba petrificada, pero aquello no parecía ser madera fosilizada.
Pruebas realizadas:
Al parecer la supuesta madera fosilizada de la estructura no podía ser madera porque no tenía los anillos de crecimiento del árbol debidos a las épocas de lluvia. Según se podría extraer de una interpretación literal de la Biblia, la primera vez que llovió fue durante el Diluvio, así que si se considera que el relato del Génesis es un hecho histórico, los árboles antediluvianos no tendrían esas marcas de crecimiento. Según todos estos supuestos no cabría más que decir que, si los hechos del Génesis son totalmente históricos y veraces, una estructura fosilizada de madera antediluviana no puede tener anillos de crecimiento, como la estructura que se descubrió. Este sería un indicio importante para suponer que la estructura es realmente el Arca de Noé.
Expediciones de Ferdinand Navarra:
Hechos:
Tras dos expediciones fracasadas en 1952 y 1953, Ferdinand Navarra y su hijo Raphael efectuaron una expedición al monte Ararat en 1955 que terminó en un supuesto hallazgo de una estructura de madera en una de las grietas del monte cubierta de hielo.
Al parecer la estructura de madera tenía forma de barco. Decidieron arrancar de la estructura un listón de más de un metro de largo y bajarlo para inspeccionarlo. Navarra regresó nuevamente en 1969 con el mecenazgo de la Scientific Exploration and Archeological Research recogiendo cuatro nuevas muestras de la estructura.
Pruebas realizadas:
Obviamente, las muestras se analizaron. Tras el análisis se elaboró un informe. Dicho informe concluía que la madera estaba en periodo de fosilización y que era de roble. El estado de fosilización propuso un indicio de edad de cerca de 5.000 años. Se pudo averiguar que la madera estaba cubierta de brea y que había sido trabajada por el hombre.
El caso de James Irwin:
Hechos:
Miembro de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y de la NASA, el astronauta James Irwin formó parte de la misión Apolo XV. Tras pasar un tiempo en una institución de salud mental, dedicó su vida a buscar el Arca en los años 80. Se podría pensar que algo vio en su etapa como piloto de las Fuerzas Armadas y como astronauta de la NASA. Por supuesto, el Gobierno de los Estados Unidos pagó su celo esclarecedor de información con el ingreso en la citada clínica.
Corporación Tsirah
Se cuenta que existe una corporación privada que de vez en cuando insta al gobierno de los Estados Unidos a subvencionar sus investigaciones en el Monte Ararat. Se dan nombres y apellidos de la gente de esta corporación y de las fuentes que tienen en la CIA y que afirman que hay caso. Esta corporación, llamada Tsirah, tendría detrás el apoyo de James Irwin.
Expediciones de Ron
Wyatt:
Hechos:
Wyatt pretendió dar continuidad a las investigaciones realizadas sobre la estructura de madera del monte Ararat en 1977, así que con los datos que tenía decidió acometer el misterio.
Wyatt estaba convencido de que si la estructura era realmente un barco, muy pocos fenómenos naturales, incluido la mano del hombre, podían haberlo llevado allí.
Pruebas realizadas:
Tras más de diez años de investigaciones, el equipo de Wyatt estaba convencido de que la estructura era el Arca de Noé. Aquello era una nave inmensa, que tenía una estructura capaz de albergar numerosísimas especies animales. Además se dijo haber encontrado restos de animales, incluso alguno extinguido.
Pero las investigaciones de Wyatt fueron a más. Investigó la región y llegó a creer firmemente que toda la zona de los Montes Ararat estaba plagada de vestigios del encallamiento del Arca: anclas milenarias alineadas con la estructura de madera, toponimia relativa al relato bíblico, descripciones supuestamente muy aproximadas a las que se refieren en el Génesis, etc.
La Montaña Mágica:
Desde la antigüedad el Monte Ararat, que por su altura de 5.156 metros domina toda la región, ha sido una montaña sagrada y, por qué no decirlo, mágica. Se cuenta que aún hoy en día, los lugareños no se atreven a subir la montaña por respeto sacro.
Hay constancia de que la montaña tuvo este carácter sacro desde hace milenios y, por qué no, posiblemente lo era cuando el “mito” de Noé fue grabado en el subconsciente colectivo que recogió las múltiples leyendas Diluvianas que en el Mediterráneo Oriental se han ido escribiendo y que han llegado hasta nuestros días.
La relación entre la región del Ararat y el Arca de Noé, como hemos dicho, es antigua. Al pie de la montaña están las ruinas de el Monasterio de Etchmiadzine donde se dice que se guardaba un trozo de madera del Arca, posiblemente extraído de la citada y ya famosa estructura de madera.
A pesar del respeto de los lugareños, por no decir miedo divino, a la montaña, se tienen datos de diferentes ascensiones espirituales al monte en busca de la paz interior mística. Ya desde el siglo IV hay relatos que afirman estas “expediciones místicas”, muchas de ellas con fenómenos religiosos asociados.
Conclusiones:
Parece claro que existe una anomalía en la cima del Monte Ararat. Muchos satélites y Universidades apuntan a menudo hacia el monte para estudiar esa anomalía, aunque todavía no ha salido a la luz nada definitivo. Las investigaciones elaboradas por medios “serios” no han desvelado la existencia de la estructura de madera. Así que no han podido investigarla.
Sin embargo, las investigaciones realizadas sobre la supuesta estructura del monte Ararat siempre han sido realizadas por personajes que gozan de poco beneplácito de la comunidad científica. Quizá uno de los mayores defensores de este tipo de investigaciones supuestamente arqueológicas es el famoso Charles Berlitz, conocido por sus innumerables investigaciones fraudulentas sobre la Atlántida o el Triángulo de las Bermudas que estaban plagadas de errores básicos y conclusiones precipitadas. Es difícil que la gente que nos acercamos a este mundo desde fuera no podamos dar mucho crédito a estas arriesgadas apuestas contra la convención establecida.